Desde febrero y hasta agosto de 2023 Tucumán sufrió la peor epidemia de dengue. Tuvo casi 40.000 casos y nueve muertes por la enfermedad que transmite el mosquito Aedes aegypti. La pesadilla se reeditó este año, aunque se adelantó en el calendario.
Hasta la semana pasada, el brote de dengue había sumado casi 5.000 casos. La cantidad no tiene punto de comparación con la que se registraba a esta misma altura en 2023: entonces había sólo 910 contagios, menos de un 20% de lo que ya se reportó en este año.
Los casos aumentan día a día y la situación preocupa a las autoridades sanitarias. ¿Qué está pasando con el dengue y por qué tiene cada vez mayor incidencia? ¿Cómo se llegó a tener dos epidemias en dos años seguidos?, le consultamos a dos especialistas, las doctoras Gabriela Quintana y Giselle Rodríguez, pertenecientes al Instituto Superior de Entomología (Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo de la UNT) y al Instituto Nacional de Medicina Tropical (Sede Tucumán).
Es difícil apuntar a una sola causa, admiten las especialistas. Muchas cosas tienen que ver, desde el cambio climático hasta el crecimiento desordenado de las ciudades, entre otras cosas.
“El dengue tiene un comportamiento estacionario; es decir de temporada cálida y lluviosa, y cíclico. Esto tiene que ver con la dinámica que tienen las epidemias que al principio son espaciadas y luego se presentan de forma cada vez más frecuente e intensa hasta que finalmente se establecen como una endemia (es decir se presenta o se esperan una cantidad de casos habituales, constante). En nuestro caso el invierno aun nos ayuda a no presentar casos todo el año porque el mosquito adulto muere con las bajas temperaturas”, remarca Quintana.
- ¿Qué factores influyen en la epidemia actual de dengue?
- La dinámica de la enfermedad del dengue y de Aedes aegypti está atravesada por factores de diverso origen como ambientales, con cambios en la distribución del vector ocupando nuevas áreas, el fenómeno del niño y el cambio climático con aumentos de temperatura, precipitaciones y humedad; y por otro lado existen factores socioeconómicos donde entran en juego las decisiones políticas en materia de salud pública, que determinan el empeoramiento o mejoramiento si las medidas preventivas y de control se continúan o no. La falta de saneamiento y la debilidad en la respuesta temprana de los sistemas de vigilancia en salud, expone a las personas a una mayor vulnerabilidad y consecuente riesgo de transmisión.
- ¿Qué rol juega la comunidad?
- La prevención individual y comunitaria juega aquí un rol fundamental en la permanencia del mosquito cuando las condiciones son óptimas porque, a pesar de los esfuerzos realizados por el sistema de salud para mitigar la transmisión, los focos de proliferación se generan permanentemente. Por tanto, el “hacer bien las cosas” es responsabilidad de todos, no alcanza sólo con un sistema bien preparado para la vigilancia y prevención, tanto entomológica y epidemiológica, sino que el compromiso debe nacer de todos los sectores de la sociedad.
-¿Alcanza con el descacharrado y con la fumigación?
- Definitivamente no. El concepto descacharrado por sí sólo no es suficiente. Hoy el manejo debe enfocarse integralmente, incluyendo por un lado un saneamiento del ambiente; esto es, eliminación de cacharros, adecuado manejo de los residuos sólidos urbanos, eliminación de cualquier recipiente que acumule agua y acceso al agua potable. Además, se necesitan políticas públicas eficientes con posibilidad de poder medir el impacto de cada tipo de intervención según el escenario epidemiológico de cada área afectada.
- ¿Qué medidas se pueden tomar en el hogar?
- En el hogar pueden tomar medidas de protección individual como aplicación de repelentes en la piel e incluso ropa que cubra el cuerpo, uso de mosquiteros y tules en puertas, ventanas y de cama si es posible (especialmente en niños pequeños). En áreas de exteriores se puede usar espirales. Recordar que, si bien pueden picar en cualquier momento del día, son más activos al amanecer y al crepúsculo. Es bueno revisar nuestros patios en búsqueda de potenciales sitios de cría del mosquito para eliminarlos o tapados, o colocarlos bajo techo en caso en que no se puedan desechar. Conversar con nuestros vecinos a fin de mantener las manzanas y no solo nuestros hogares libres de mosquitos pues lo que me afecte a mi afecta al vecino. Muchas de estas medidas también son convenientes de aplicar en los lugares de trabajo y escuelas.
- ¿Existe una sobrevaloración de la fumigación?
- Hay en general una sobrevaloración de la fumigación, que, si bien es una herramienta útil, solo se recomienda en casos de emergencias según la OMS-OPS. Además, según las normativas argentinas vigentes, deben aplicarse únicamente por agente sanitarios capacitados, con maquinaria específica, y en los focos de transmisión que cumplan ciertos requisitos.
- ¿El mosquito ha desarrollado resistencia a las fumigaciones?
- En los últimos años, la resistencia de las poblaciones de Aedes aegypti a los piretroides ha crecido y Argentina no quedó fuera de esta generalización. Recientemente, un estudio integrado por investigadoras argentinas detectó resistencia en individuos analizados en localidades de las provincias de Salta, Jujuy y área metropolitana de Buenos Aires y marcaron que en la región del NOA la situación es más severa al haber estado bajo mayor presión de insecticidas porque ahí fueron las epidemias anteriores.
- ¿Qué opinan sobre la denominada “técnica del mosquito estéril”?
- Está técnica es una herramienta más. Junto a las fumigaciones, son herramientas útiles de acuerdo al momento y al panorama en que nos encontremos. Con esta metodología se trata de manipular de diversas maneras a los mosquitos y luego liberarlos para que sean más competentes reproductivamente que los silvestres. Su implementación requiere por un lado una inversión económica muy grande, y por otra la aplicación debe ser sostenida por un largo periodo de tiempo para que las poblaciones de Aedes aegypti comiencen a disminuir. Es por esto es que hay que analizar muy bien la viabilidad de acuerdo a los requerimientos de cada lugar. Para controlar al mosquito, lo mejor es sacar recursos del ambiente, y en todo caso, buscar métodos amigables ambientalmente como el saneamiento. En esta línea, actualmente nos encontramos evaluando la aplicación de un biolarvicida basado en una bacteria, Bacillus thuringiensis, que afecta el desarrollo de las larvas y es inocuo para el humano. Si bien está herramienta no es nueva y su eficacia ya está comprobada ampliamente, la novedad es su producción y la evaluación local de su efectividad a nivel local y regional.